La compañía nació de la tenacidad de “Don Pino”, un hombre de otros tiempos, que transmitió su amor por la tierra y el vino a su hijo Francesco y su yerno Michele.
En 2008 se hizo realidad un sueño: reestructurar las luces familiares en Contrada Perino, en Marsala. Michele Cottone y Francesco Laudicina han revivido las “viejas granjas” en una bodega moderna donde la tecnología y la tradición se unen para capturar la energía y el calor de sus tierras.
La bodega está rodeada por cien hectáreas de viñedos que siempre han pertenecido a la familia. Un trabajo sabio aún realizado en el viñedo por manos expertas que trabajan con gestos antiguos, con el mismo cuidado del pasado y la combinación correcta de tradición e innovación.